El camino hacia aquel lugar se hiso realmente largo, sobre todo porque antes Ewon había pasado por una carretera encontrándose con la patrulla que llevaba al niño llorón adentro de éste, Ewon se bajó para tocar la ventanilla y el policía lo miró enfadado por ser utilizado por la peor escoria sobre la faz de la tierra, la mafia. Tomó al niño en sus brazos y se lo entregó al rubio quién sonrió apenado mientras el chico hacia berrinches llamando a su padre.
-Será mejor que no haga nada pequeño joven…- Ewon le acarició la cabeza para abrir la puerta por donde se encontraba llorando Chul que miró al chico sorprendido extendiendo los brazos para aferrarse a él, kiichi se hiso el fuerte y simplemente se sentó al l lado de Chul tomándole la mano, debía reconocer que el niño sentía miedo del hombre que yacía sentado a unos centímetros de ellos por lo que apretó la mano de Chul como si tratase de un conocido.
-Él es un mal padre…- Comentó kiichi muy bajo para que Chul escuchara mas el pequeño mestizo le apretó la mano negando con cara de desesperación que aquello no era así mientras volvía a llorar por la situación en la que se encontraban.
- Oto-san es una buena persona…es primera vez que le veo así- Comentó mientras Kiichi suspiraba limpiándole las lágrimas con la manga de su poleron.
-Deja de llorar, mocoso- Comentó el mayor de ambos pequeños quién desviaba la mirada fría hacia Moo-kyul quién yacía con los ojos cerrados, aquella mirada demostraba abiertamente que ambos seres tenían más en común de lo que alguna vez Ryuichi pudo haber imaginado.
-Cuando Oto-san habla de Ryu-chan pone una expresión tranquila, me mostró todos sus videos para que yo cantara las canciones para él…Oto-san no es mala persona, por favor, créeme…- Mookyul levantó la cabeza para ver al par de pequeños y suspirar por la forma en la que se estaba comportando.
-Dejen el berrinche, Ewon los llevará a comer helado y a jugar en no sé qué mierda de lugar- Levantó ambas manos para desordenarle los cabellos a los mocosos, Kiichi alejó la mano haciéndose el fuerte para desviar la mirada, por alguna razón al hombre que estaba sentado a su lado no le tenía miedo.
-No me toques con tanta confianza, pervertido…- Moo-kyul rió por el comentario de Kiichi y le jaló las mejillas para que relajara la expresión mostrándole que realmente no tenía malas intenciones con él.
-Cuida de Chu-chan mientras yo no estoy, es lo más importante para mí ¿Okey?- el chico desvió la mirada hacia Chul procurando hacer un desprecio claro hacia el hombre joven que miró hacia afuera moviendo el pie algo intranquilo. – A todo esto, ¿quién es tu madre?- El chico miró a Moo-kyul para ponerse a pensar y contestó.
–Ryuichi Sakuma- Mookyul se echó a reír, al parecer el chico estaba algo demente.
-¿Y tu padre?- el chico volvió a contestar.
-Ryuichi Sakuma- Ahora lo tomó enserio, al parecer el conejo era padre soltero por lo que no continuó preguntando y se cayó acariciándole la cabeza al menor de cabello negro como para darle ánimos, más el mocoso enfadado pensó que menospreciaban su situación y se preparó para alejar la gran mano de su cabellera negra pero antes de que pudiera reaccionar Mookyul contestó.
-Debes ser realmente feliz- El chico bajó el rostro algo confundido para asentir ante el comentario hecho por el hombre del cual se decía ser malo, ¿entonces por qué las manos de éste eran tan cálidas?, se quedó callado para soltar levemente la mano de Chul quién contento reía mirando por la ventana.
-Hemos llegado, señor- Moo-kyul despertó de su trance y miró nuevamente hacia afuera dejando caer la mano que aún acariciaba la cabellera del menor, Kiichi levantó un poco su cuerpo para mirar hacia afuera dándose cuenta de que se encontraban fuera de su casa, así se lanzó contra el cuerpo de Moo-kyul y le apretó la gabardina de un modo desesperado tirándolo hacia abajo levemente para que lo mirara, el coreano sonrió acariciándole nuevamente la cabeza al mocoso.
-No dañaré a tu papá….no me atrevería a hacerlo de todas maneras- el chico bajó la vista manteniendo su mirada dura en su rostro –Si no cumplo mi palabra tendrás permiso de golpearme hasta que te canses- Kiichi soltó la gabardina lentamente mientras Chul se aferraba a la ropa de éste mirando a su padre con una expresión de duda, así ambos chicos se apegaron al vidrio cerrado para mirar a Moo-kyul quién se despedía amigablemente hasta que el auto desapareció de su vista, de pronto el teléfono sonó dándole aviso al can que yacía dentro de la casa y el coreano contestó abriendo la reja después de tirar comida por una de las paredes, al parecer dentro de esta había una pastilla para dormir por lo que rápidamente el perro cayó rendido en un sueño profundo.
-Está todo listo, aunque nos están presionando para que dejemos al hombre libre- moo-kyul sonrió recordando a Claude y bastante seguro de si mismo golpeo la puerta mientras respondía en coreano.
-Tengo en mis manos al jefe más alto de la policía, un ex marine no puede hacer nada contra décadas de contacto- Comentó apagando el celular, y era cierto lo que decía pues la relación que tenía con los altos mandos es mantenida desde antes de convertirse en jefe de la mafia, su padre se había encargado de crear lazos que le permitieran moverse por el mundo libremente sin ningún problema.
-¿Sí?- comentó la mujer que abrió la puerta, Mookyul sonrió amigablemente mientras le avisaba de que kiichi estaba con su hijo en el parque de diversiones, la mujer sonrió aliviada para dejar entrar al “desconocido”.
-Por cierto, en la esquina hay ofertas de comida, mi esposa está allá comprando, usted sabe…nunca pueden resistir la tentación- La mujer embobada por el atractivo del hombre asintió para salir a comprar avisándole al japonés antes de salir que iría al mercado de la vuelta ahora ambos seres estaba a solas y nadie interrumpiría su conversación.
Pasó su dedo tranquilamente por los muebles de la casa para después acercarse hacia el mini componente colocando la radio al azar, la música suave comenzó a sonar y rió levemente divertido por la situación en la que se encontraba, sin ser invitado subió lentamente por las escaleras viendo las fotografías del mocoso que yacían colgadas en orden de crecimiento. –Mocoso bonito…- Pensó para detenerse frente a una habitación que yacía con la luz prendida, miró hacia ambos lados dándose cuenta de que la casa tenía dos habitaciones, dedujo que la de al lado era del mocoso mafioso y se adentró a esta sentándose en la cama con cobertor azul, al lado en el velador yacía Kumagoro sentado mirando fijamente al coreano quién sintió su piel erizarse al ver al conejo que le continuaba mirando de modo acusar, allí lo tomó para tirarlo hacia un lado evitando así volverse loco con la situación.
-Asique aquí estabas…- Comentó acostándose sobre la cama para mirar al techo donde estaban pegados los dibujos que kiichi iba haciendo durante su tiempo de crecimiento, Moo-kyul sonrió sintiendo simpatía por el mocoso pero sólo por un momento y allí recordó lo que había venido a hacer al lugar, apretó la almohada para comenzar a cantar una canción que sólo ellos conocían ya que había sido hecha por los dos en un momento de locura carnal.