
martes, 30 de noviembre de 2010
Mi perdición

Bo Go Ship da
Un año y medio había pasado ya desde la última vez que Mookyul pisó aquel país asiático, ahora sus oficinas se habían masificado por todo corea y no había magnate mundial que no conociera a aquel hombre de oscuros cabellos, en ese intenso año y medio los pensamientos sobre Ryuichi habían dejado de ser tan molestos y asfixiantes…ahora simplemente se mantenían como un recuerdo de lo que alguna vez fue, aunque no podía negar que entre todas las cosas que habían vivido la mayoría eran realmente agradables, no todo fue tan malo como lo pensaría alguien que viera la “historia” de ambos desde afuera, no cualquiera podría alcanzar aquel grado de obsesión por alguien a través de sólo cosas malas, aunque también debía reconocer que las cosas que marcaron aquella relación definitivamente fueron los groseros encuentros de celos que se dejaban notar a cualquier hora del día.
Ahora el pelinegro era todo un jefe, su padre había muerto en una colisión deshonrosa entre bandas provocando la desestabilidad “emocional” de la mafia coreana, más todo volvió a la normalidad al momento en que los subordinados comenzaran a calmar sus ánimos escuchando los mandos razonables del hombre que a sus 26 años había abandonado por completo su apariencia infantil y derrochadora para dar paso al pensamiento maduro y calmado.
Cierto, las cosas debían cambiar, ya no era el hijo del jefe sino más bien el jefe de toda la mafia coreana, no había tiempo de pensar en cosas innecesarias como el amor ni mucho menos en aquel ser que le robó el sueño hasta hace un par de meses atrás donde por fin pudo dormir sin tener un sueño que hacía cita a los continuos encuentros afortunados y desafortunados de ambos.
El coreano caminó hacia su oficina como de costumbre, con su gabardina negra larga y su perfume entre mezclado con el tabaco que no dejaría por nada del mundo, sus ojos puestos en unos papeles que leía con afán se mantenían fijos en la escritura inglesa que anunciaba la llegada de un nuevo integrante a la “familia”, visto desde afuera su concentración era inquebrantable más un sonido le hizo detenerse en seco quedando parado frente a la puerta de una de la oficinas.
-El es Sakuma Ryuichi!!, hace dos meses que lanzó su single debut en corea– La mujer abrazó la carátula del disco frotándola contra su pecho como si desease que fuese el rostro del cantante quién rozara su cuerpo de manera tan indecente. -Hasta el momento yo escuchaba sus canciones en su lengua natal…pero ahora que vendrá a corea será todo más fácil…Ryuichi-
El coreano desvió la mirada hacia la figura de la mujer mientras su expresión indiferente y fría era borrada por la sorpresa que se instaló sin ánimos de irse, el hombre se adentró a la oficina sujetando el brazo de la secretaria para mirarla fijamente con algo de odio por escuchar el nombre del peliverde salir de aquellos labios de un modo tan familiar, la mujer asustada miró a su jefe dejando caer el artefacto al suelo, la vista del coreano ahora se desvió hacia el objeto caído para soltar la extremidad ajena lentamente mirando al objeto que había roto el enfado con el sonido abrupto de la caída, después de un momento se agachó para acariciar el plástico duro con la punta de sus dedos. La expresión del cantante era la misma, “feliz” y fingida para sus fans aunque su cuerpo era más sensual de lo normal provocando que el pensamiento del coreano comenzara a llenarse de los recuerdos que había sellado hace un tiempo atrás, realmente era muy pronto para volver a ver al hombre de mediana edad ya que a pesar de haber tomado tres meses para dejar de tener pesadillas el olor del cuerpo ajeno aún se impregnaba en los recuerdos del coreano que desviaba levemente la mirada para que su fría expresión no fuese desalojada dando albergue a una mirada de debilidad.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
-Nee~~… kumagoro está aburrido, jugamos?-
-Hey Ryui…- Musitó con voz grave por el exceso de tabaco mientras sonreía con calma procurando que la textura de los cabellos ajenos se impregnara totalmente en sus dígitos deseosos de atrapar completamente la esencia corporal contraria.
-Si desaparezco con tu conejo a quién de los dos extrañarías más?- Ahora la voz se tornaba firme procurando recalcar la pregunta para que el peliverde contestara con la misma seriedad, Ryuichi entreabrió los labios esbozando un leve sonido que salía desde la boca de su estómago al momento de sentir el tacto recorrer la punta de sus cabellos, desvió la vista mostrando una expresión pensativa para después sonreír malicioso acariciando la cabeza del conejo rosado.
-Pues…si desapareces con mi kumagoro me aseguraré de buscarte por cada rincón de la tierra- Desvió la mirada hacia el coreano recogiendo sutilmente sus hombros mientras hacia un movimiento de cabeza en modo de negación. -Pero conociéndote creo que en el primer lugar que buscaré será en el infierno-
El coreano se echó a reír levemente mientras dejaba caer su mano sobre la cama. -No has respondido a mi pregunta- Ryuichi entrecerró los ojos sonriendo nuevamente de una manera maliciosa.
-Pobre de mi kuma-chan raptado por un mafioso de mala muerte- Mookyul mantuvo la sonrisa más frunció el ceño mostrando la vena sobresaliente en su frente, se levantó tirando el cigarrillo hacia el cenicero, el cual cayó perfectamente entre uno que otro consumido tubo de tabaco. Con rapidez movió al conejo hacia un lado adueñándose por completo del cuerpo del japonés, quién agarraba la camisa ajena a nivel de los hombros para alejarlo, más el pelinegro no se alejó y acarició el cuello contrario con la punta de su nariz procurando impregnar el olor de Ryuichi en sus fosas nasales, respiró hondo manteniendo el silencio de la habitación intacta para después soltar el aire recolectado en la dermis ajena provocando una reacción en la tranquilidad contraria.
-Kuma-chan nunca podrá hacerte gritar como lo hago yo- .Su lengua suavemente se retiró de la cavidad bucal para pasar por el cuello acaramelado ajeno dejando la marca del camino recorrido por la saliva, las manos del coreano dejaron de sujetar el peso del hombre dejando caer su cuerpo sobre el contrario quién desviaba la mirada enfadado por la seguridad ajena, más un leve sonrojo demostró que las palabras y acciones de Mookyul si afectaban al ególatra cantante que dejaba de aferrar sus manos contra la prenda dejándolas descansar sobre la espalda ancha y tranquila del coreano.
-No te creas tanto…idiota-
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Preguntó el rubio que se cruzaba de brazos haciéndose el ofendido mientras Mookyul tomaba los papeles que yacían sobre el escritorio.
-No- Contestó con voz seca mientras se colocaba unos lentes de descanso para ojear los papeles, el japonés miró al pelinegro quitándole los papeles de las manos para tener su total atención mientras los dejaba caer hacia el suelo.
-Bueno, he venido a hacerte una invitación seria que podría agradarte- Mookyul miró al rubio con expresión fría y contestó a la propuesta rápidamente -No me interesa, puedes irte- Seguchi sonrió con una vena en la frente cruzando los brazos para terminar la invitación. -CO-MO DE-CÍ-A, Soy el presidente de NG record y tras el lanzamiento de la carrera de solista de Ryuichi en corea, el grupo Lust deberá hacer de invitado, ya pregunté al manager del grupo y está todo completamente arreglado-
Mookyul al escuchar las barbaridades que el contrario vomitaba se levantó de su asiento abruptamente azotando las manos contra el escritorio -QUIÉN MIERDA DECIDIÓ ESO!!!??-
El rubio se dio la media vuelta dirigiéndose hacia la salida mientras desviaba la mano como señal de desprecio. -Pasado mañana Ryuichi Sakuma llega de Japón, nos vemos en el aéreo puerto, Adiós- El rubio cerró la puerta prácticamente en la cara del jefe de la mafia quién cabreado y anonadado por la puta jugada del destino gritó disparando hacia la puerta.
-TE MATARÉ BASTARDO!!!-