martes, 7 de diciembre de 2010

La gran mascota

Ya en el auto sus ojos se cerraron levemente cansados por el ajetreo, mas a pesar de sentir que caería rendido en cualquier momento su entrepierna, como siempre, se mantenía activa.

-Ahhh…- Suspiró con un gemido a la espera de que Sakuma se uniera a él en el asiento trasero, desgraciadamente pasarían unos minutos para aquello ya que afuera del automóvil el guardaespaldas se encargaba de mantener el momento indecoroso de las figuras públicas en secreto.

- Dejen de joder- Comentó cabreado por el cansancio de su cuerpo desviando la mano hacia su cabellera sucia por la falta de aseo, suspiró golpeando con su mano el asiento de al lado mostrando el enfado en cada una de sus expresiones y bueno, cómo no estarlo si aquel coreano era adicto a la ducha, al sexo y al tabaco, y en estos cinco días se había visto imposibilitado de poder obtener alguno de ellos. Echó hacia atrás su cuerpo para cerrar sus ojos.

-Ryui…- Susurró al momento de sentir el cuerpo ajeno sobre su entrepierna abriendo los ojos los cuales tomaban un aspecto calmo al observar al japonés, Estiró sus brazos rodeando el cuerpo mientras el ajeno hablaba de él como si se tratara de una mascota a la cual había que acicalar apropiadamente, rió levantando su pie apoyándolo contra el asiento de cuero importando, importándole poco si ensuciaría el tapis del lujoso auto rentado, Ryuichi estaba sentado en sus piernas por lo que necesitaba un apoyo y no dudó en sostenerlo aún cuando sus fuerzas no le acompañaran.

-Quizás debería hacerme el gigoló de Sakuma Ryuichi- Comentó entre besos, mordidas y lamidas apretando sus manos contra la ropa ajena al sentir como las nalgas le daban atención a su entrepierna y así se mantuvieron por un momento deseando llegar pronto a la habitación donde podría ver el cuerpo desnudo de Ryuichi.

“Apura Mookyul, sino te quedas sin postre

Totalmente destruido por el cansancio y la excitación dejó caer sus pies hacia afuera mirando el trasero del cantante que caminaba erguido desapareciendo en el hotel, su rostro cayó derrotado y se levantó apoyándose en la puerta del automóvil –Creo que nunca podré ganarle a ese sujeto…-

“¿Sabías que tu bragueta está abierta?”

Bajó la vista mirando el bulto que sobresalía y se echó a reír ante el comentario pensando –Oh, vamos, déjalos que miren- pero con todos esos kilos de menos no se veía tan bien como usualmente lo hacía por lo que se abrochó el pantalón mirando a K quien tenía una altura parecida a la propia –Usualmente no mirarías lo que no debes- Sonrió malicioso para comenzar a avanzar con las manos en los bolsillos.

-Te pondrás arrugado en poco tiempo- Comentó el coreano luego de subir al ascensor que viajaba al piso catorce, Claude colocó la punta de una de sus pistolas en la sien del contrario que apoyaba el peso de su cuerpo en el espejo del lujoso ascensor –Si me vas a matar que sea después de pasar una noche con Ryuichi ¡A SOLAS!- el guardaespaldas cabreado preparó el arma para desviar su mirada hacia el coreano que sonreía triunfante.

-¿Quién me asegura de que Ryuichi para mañana ¡NO TENDRÁ! Ningún HEMATOMA o MORDEDURA en su cuerpo?- recalcó el tono de voz en ciertas partes, Moo-kyul continuó sonriendo para salir del elevador guardando ambas manos en los bolsillos correspondientes.

-Nadie- Respondió después de adentrarse en la habitación, escuchó la palabrería entre ambos mientras el ajeno sacaba cosas para marcharse, así se sentó en la cama después de que Ryuichi lo abrazara dejándose sacar la ropa por el contrario, respiró hondo mientras le daba uno que otro beso a los brazos de Ryuichi mientras cerraba los ojos al sentir las manos en su cabello, realmente las manos de Ryuichi eran el mejor remedio para el estress.

Se sentía calmo mientras se dejaba llevar como un niño por el ajeno que lo apoyaba contra la muralla desvistiéndolo de un modo muy peculiar, su pene reaccionó a la lamida mas no era momento para excitarse.

-Me gusta que estés conmigo independiente de quién esté alrededor- contestó después de ser manejado como un muñeco cayendo al agua exquisitamente temperada.

-Claro que adelgacé, no como hace 5 días aunque usualmente tampoco como demasiado- Contestaba atrasado perdido en los movimientos de la mano que viajaba hasta su entrepierna dura, la cual el ajeno apretó después de sentir su dureza , Moo-kyul entrecerró los ojos y dejó caer su cuerpo hacia un lado mientras el ajeno continuaba ordeñándole como si de una vaca se tratara y así después de un momento eyaculó dándole paz a su miembro ahora decaído, se levantó de la tina algo enfadado por la actitud ajena ya que sabía que quería tocarlo mas no podía.

-No me pruebes así- No le importaba ser tratado como un muñeco o como perro pero no le agradaba ser tratado como un mocoso que necesita ser “descargado” para estar tranquilo, se salió de la tina golpeando la cabeza contra la puerta al darse cuenta de que realmente era así y desvió la mirada hacia Ryuichi suspirando. -Vamos a comer…- se vistió tranquilo con el piyama que habían dejado para él en el lugar mientras el chaleco negro holgado se apegaba levemente a su cuerpo por la mala manera que tenía el coreano de secar su cuerpo, tomó la bandeja con comida y la puso sobre la cama, después tomó unos palillos y señalo a Ryuichi para que se sentara a su lado a comer, si debía comer debía hacerlo junto al ajeno.

-Esto…sabe bien…- Comentó después de probar los rollos de huevo, después tomó el pocillo de la sopa el cual llevó a su boca para darle la probada al “energizante” natural, miró hacia arriba dejando entrar el frío por la boca ya que la comida estaba lo suficientemente caliente como para hornear su lengua, más que importaba. –Vamos Ryuichi, come- Exclamó mientras los cabellos mojados humedecían el cuello del chaleco negro, Moo-kyul por primera vez desde que ambos se conocieron se comportaba como el chico de 22 años que era.

-Quiero ver la torre de Seul…- Comentó mientras miraba la ventana –Quizás- señaló la ventana con los palillos. –Esos bocadillos que venden en la calle, no los he probado aún- Miró a Ryuichi – y ¡Tú!- le señaló ahora a él –Me vas a acompañar- Bajó la vista animado para continuar comiendo recordando lo que había escuchado hace un tiempo atrás en la habitación del penthouse.

-Hey Ryuichi…- Entrecerró los ojos mientras movía los palillos como si estuviera tratando de elegir su próxima comida -¿Dónde está Kumagoro?- Algo le resultó extraño, si Moo-kyul preguntaba era porque tenía dudas sobre algo, mas no quería especular por que en su mente no era capaz de imaginar que Ryuichi tendría un amante al cual le entregó el conejo homosexual o quizás algo más habría ahí, le molestó y debía saberlo y no era necesario para el pelinegro preguntar algo más, si no lo decía lo averiguaría pero no se quedaría con la bala pasada como la última vez en que el ajeno desapareció sin Moo-kyul saber nada.

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