martes, 7 de diciembre de 2010

No escaparás

El chico sobre él continuaba jalándole las mejillas mientras su primogénito tiraba de las ropas un tanto desesperado al ver que “golpeaban” a su padre, el coreano cabreado por la situación estiró los brazos hacia los lados y dijo con voz grave y desagradable.

-¡Soy el rey de la mafia y haré que te encierren por golpearme!- el chico apretó los dientes algo asustado más no se alejó del hombre, todo lo contrario, el miedo que sentía lo hiso más valiente por lo que jaló las mejillas de Moo-kyul con fuerza.

-No te creeré, los mafiosos asiáticos tienen cicatrices en el rostro y tú pareces un artista de esos, como papá- Moo-kyul apoyó el peso de su cuerpo en uno de sus codos mientras desviaba su negra cabellera hacia atrás con gran orgullo.

-ajaja papá ES un artista- Chul rió por el comentario estúpido de Moo-kyul mientras Kiichi sonrojado por el enfado apretaba las ropas del mayor.

-¡Quién querría tener un papá como tú!-Gritó un Kiichi enfadado para morderle el hombro al coreano.

-¡Quién querría tener un mocoso pandillero como tú de hijo!- Contestó para bajarle los pantalones y echarse a reír como un niño de 10 años, Chul suspiró subiéndole los pantalones a Kiichi para interponerse entre ambos continuando la pelea.

-Hmp, cuando sea grande seré el jefe de la mafia- contestó el chico cruzándose de brazos sobre el pelinegro quién sonreía altivo acariciándose el mentón.

-No creo que alguna mafia te contrate, en la mía por lo menos no te aceptaré- El chico sonrió cabreado para levantarse un poco buscando alguna cicatriz, Moo-kyul suspiró desabrochándose la camisa para mostrar las cicatrices de guerra, el chico comenzó nuevamente a golpear al coreano quién trataba de alejarle agarrándole la cabeza, de pronto la voz del padre de kiichi hiso que la atención de chul se desviara quedando asombrado para no decir maravillado por el personaje frente a sus ojos.

-¡Ryu…RYU-CHAAAN!!!- EL chico atacado se tiró sin pensarlo sobre la figura que adoraba recibiendo un golpe que lo hiso caer al suelo, más el ajeno lo tomó antes de que moo-kyul pudiera reaccionar y al ver de quién se trataba se congeló por unos momentos sin saber qué hacer ante la situación, Chul lloraba en brazos del hombre al que estuvo buscando por tanto tiempo, más la repentina salida del hombre lo hiso reaccionar tomando a Chul en sus brazos.

-Oto-san…era Ryu-chan- el chico ya recuperado del llanto fingido para que Ryuichi se preocupara por el bufó acariciando su cabeza que quedaría con un chichón, Moo-kyul se levantó del suelo para echarse a correr hacia el peliverde agarrándole del brazo mientras recuperaba la respiración, se mantuvo quieto, firme mientras pegaba su ojos hacia los contrarios escuchando al chico que se interponía entre ambos para alejar al coreano.

-¡No toques a papá!- Trató de empujarle hacia atrás con sus manitas, más Moo-kyul confundido movía el rostro hacia el chico y después hacia Ryuichi, ahí fue cuando entrecerró los ojos apretando la mandíbula mientras el odio y el resentimiento, quizás también la culpa que cargó por tanto tiempo lo hicieron levantar el brazo con la mano empuñada para dirigirla hacia el rostro del peliverde, Chul se tapó los ojos y Kiichi sorprendido se ganó al lado del chico viendo la escena, más se detuvo a unos milímetros del rostro dejando caer su cabeza un poco para no mirar al hombre que tenía enfrente.

-Espero…espero sincera y profundamente que te mueras- Dejó caer la mano soltando el agarre del brazo ajeno para darle la espalda mientras tomaba la mano de Chul y al conejo rosado destrozado que lanzó al suelo, ya no era necesario, tampoco era necesario seguir manteniéndose fiel al bastardo que lloró cuando se enteró de que Moo-kyul tenía un hijo y ahora aparecía con un niño mayor que el de él, antes de subirse se detuvo y miró nuevamente a Ryuichi, fija y fríamente como nunca antes lo había hecho y así se subió al auto metiendo a Chul quién agitaba los brazos golpeando a Moo-kyul.

-Pero tu muerte puede esperar, necesito aclarar la situación antes de correrme la paja con tu trasero moribundo-

-Oto-san baka, qué querías hacerle a Ryu-cha, Ryuuu-chaaaan, ¡Ryuu-chan!- así la voz del chico se cayó al momento de cerrar la puerta y el lujoso automóvil partió dejando a los tres seres atrás.

-¡Papá, papá! ¿Quién era ese bastardo?- Preguntó el mocoso aferrándose a las ropas de Ryuichi para pedir una explicación ante lo sucedido.

-Jefe… ¿está bien?- Preguntó Ewon mientras le miraba por el espejo retrovisor.

-Escóndete afuera de la casa de Ryuichi, tendrá que llegar ahí quiera o no quiera y cuando eso suceda llévate a Chul y al pandillero que tenía en sus brazos, no quiero que unos mocosos como estos estén involucrados en todo esto- Miró a Chul para tocarle el cabello más este enfadado con lágrimas en los ojos se sentó apegado a la puerta del auto, Moo-kyul suspiró corriendo su cabello hacia atrás.

-Pero tienen un guardaespaldas con ellos- Moo-kyul sonrió para apretar números en su teléfono, al otro lado la voz de un hombre sonó y el coreano sonrió extorsionando al jefe de policía local, anunció que necesitaba que se llevaran a aquel hombre por “sospecha”, también dijo donde se encontraría y que lo hicieran en el menor tiempo posible.

-Maneja-

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