miércoles, 1 de diciembre de 2010

After show

El sonido del tic, tac del reloj de pared abrumaba al silencio de la habitación que procuraba mantenerse tranquila, a su vez, el goteo de una llave hacía una ligera competencia con el sonido del segundero para ver quién de los dos podía avanzar más rápido por el silencio generando un sonido fuerte y certero, y entre todo aquella sonajera yacía el coreano recostado sobre la cama en busca de alguna figura en el techo blanco de su habitación, procuró no estar cabreado por la intranquilidad generada por los objetos colocándose encima del rostro una almohada de color negro que le dificultaba la respiración pero le facilitaba un momento suave de tranquilidad.

A las afueras de aquel departamento elegantemente adornado el ciclo natural de la ajetreada ciudad continuaba, las personas seguían caminando rápidamente para llegar a sus cansados y hasta estresantes trabajos mientras que los automóviles yacían detenidos a la espera de que la extensa fila avanzara generando un sonido exasperante con sus bocinas impacientes, mas a pesar de todo el alboroto el coreano no lograba escuchar nada más que su propia respiración. El cabello de éste yacían esparcidos sobre la gran cama que no alcanzaba a ser llenada por el alto hombre quién estiraba sus brazos para llenar un poco el vacio de la soledad.

-Esto no es común…- Susurró para sí mismo mientras agarraba la almohada con una de sus manos tirándola contra la pared, sonrió con una expresión de cansancio que sólo podía demostrar al momento de encontrarse a solas, mas aquella soledad no era común en el hombre que nació para vivir de la atención de alguno que otro amante obsecionado.

-Ya es hora- Suspiró cabreado levantando su cuerpo para acariciar su cabello que tenía el look de “recién levantado”, se mantuvo ahí por unos minutos en silencio, en sus manos el tubo de nicotina siempre fiel faltaba, al igual que en sus labios deseosos de sujetar el cigarrillo para aspirar la puta “droga” que lo mantenía algo más calmado. Deseó mantenerse en la cama pero el sonido del teléfono lo invocaba al trabajo habitual, pero ¿cuál de los dos seria?, ¿el cantante del grupo Lust o el jefe de la mafia coreana?, ¿quién lo llamaba?, ¿el manager desesperado por su falta de compromiso o el secretario que llamaba para informar la agenda de hoy?

Se levantó arrastrando por el suelo la camisa blanca que dejaba un rastro de limpieza entre el polvillo acumulado por el tiempo de abandono mientras daba pasos calmos hasta llegar al teléfono que dejó de sonar al momento de ser contestado.

-¿Quién mierda molesta tanto?- Preguntó con voz ronca por el reciente despertar mientras soltaba la camisa que descansó sobre la alfombra negra.

– E-U-N!!!!- Se escuchó un gritó lento de enfado al otro lado del teléfono mientras un indiferente Mookyul bostezaba por el cansancio acumulado. –No es hora de dormir, ya tienes 26 años y aún continuas con tu acti…- El teléfono fue cortado antes de que el manager pudiera terminar la frase, había olvidado por completo de que el día de hoy sería el hombre deseado entre hombres y mujeres, no sería el común mafioso, sino que un simple cantante que debía mantener su carrera como un ser responsable.

-Mierda de cansancio- Pensó dándose la vuelta para dirigirse hacia la habitación buscando entre sus ropas la más adecuada para salir en público como un artista de millones de discos vendidos, el teléfono nuevamente sonó, esta vez el celular, Mookyul agarró el artefacto para contestarlo volcando su atención completamente en las ropas que ya habían sido elegidas.

-Hey, te estamos esperando abajo, apúrate!- El baterista amigo de la infancia del hombre de cabellos negros llamaba para apurar al relajado y despreocupado coreano quién respondía con un -uhm- a la frase colgando nuevamente el teléfono, más ciertamente no tenía ningún apuro en bajar, si deseaban entrevistarlo o escucharlo cantar debían esperar a que estuviera completamente listo.

Después de ducharse se colocó la polera blanca "descotada" y encima un chaleco negro largo apretado al cuello que caía en punta por el lado izquierdo, sus brazos bien formados se dejaban ver al ser ambas prendas sin mangas, cerca de su hombro colocó la correa de color negra para después colocar en su cuello un collar de cuero ligeramente suelto, bostezó nuevamente y salió del departamento procurando llevar las cosas necesarias para no tener que volver y salió del complejo de departamentos colocándose unos lentes negros para que el sol no llegara directamente a sus ojos maliciosos. En las afueras del lugar un abultado grupo de mujeres se acercó al hombre para tocarlo y pedirle autógrafos, y el cínico hombre sonrió con aquella sonrisa profesional que aprendió al momento de conocer al peliverde recordando también que no había acción propia que no le recordara al ajeno.

-Jefe…-Comentó un chico rubio que pasaba entre el tumulto para quedar frente a él, un joven de un metro ochenta que a pesar de haber nacido en el país oriental tenía rasgos notorios extranjeros, Mookyul lo miró y sonrió más calmado colocando su mano sobre la cabeza del contrario quién bajó la vista para tapar el notorio sonrojo provocado por la acción ajena.

-Mookyul, BASTARDO!! –por la ventanilla de la ban un chico de cabellos negros bien arreglados salía para apurar al hombre que volvía a su fría expresión normal.

–Muérete, bastardo ruidoso – Comentó en respuesta subiéndose al automóvil para dejar la puerta abierta haciendo la invitación al rubio para que les acompañara. Se acomodó prendiendo un cigarrillo mientras colocaba los pies sobre el asiento delantero relajándose completamente, fijó la vista en el techo como si estuviera perdido en sus pensamientos y preguntó colocando el cigarrillo entre sus labios.

-¿A qué viene tanto apuro?- Preguntó dándole una calada a la nicotina, Jun, el guitarrista, se sentó sobre el pelinegro apoyando su cabeza en el pecho del éste quien continuaba fumando cabreado por ser usado como un asiento.

–¿Has olvidado que tendremos la reunión sobre el concierto de SAKUMA-SAN?- El chico recalcó la voz al momento de nombrar al japonés bajándose después de ser corrido por Mookyul.

–Lo olvidé, estaba ocupado-

Respondió con tono indiferente para que lo obvio no fuese evidente, el rubio que se subió con él al auto desvió la mirada hacia el pelinegro quién desviaba la mirada hacia él de la misma forma para mirarle fijamente, el joven desvió la mirada al momento de cruzar ambos "pensamientos" mostrando frialdad ante la situación que obligó a Mookyul a sonreír malicioso ante el gesto. De en un rápido movimiento le tomó el mentón para susurrar entre labios. –Ewon…- Mookyul entrecerró los ojos mientras se adueñaba de la boca ajena completamente, mas a pesar de que el contrario le daba un gustoso momento sexual los besos seguían teniendo “Sabor a Sakuma".

1 comentario:

  1. Uyyyyy, los besos seguían teniendo "sabor a sakuma"

    xD lo viera Ryu, le arranca los testículos a patadas por tocar a otro.

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